martes, 30 de julio de 2013

APRENDIZAJE COLABORATIVO: UNA INTERACCIÓN SOCIAL (PÉREZ)


APRENDIZAJE COLABORATIVO: UNA INTERACCIÓN SOCIAL
Por: CARMEN PÉREZ 
Cuando se habla de aprendizaje colaborativo se entiende que es aquel que se construye a través de una interacción en un contexto social. Incluye elementos importantes, como la responsabilidad compartida y el establecimiento de consensos como meta común.
Driscoll y Vergara (1997: 91), explicitan que para que exista un verdadero aprendizaje colaborativo no sólo se requiere trabajar juntos sino que hay que cooperar para alcanzar una determinada meta que no podría lograrse de forma individual. En este sentido, indican la existencia de cinco elementos básicos que caracterizan el aprendizaje colaborativo: responsabilidad individual: todos los miembros del grupo son responsables de su desempeño individual dentro del grupo, así como la interdependencia positiva: los miembros deben depender los unos de los otros para lograr una meta común, a su vez, desarrollar las habilidades de colaboración: las habilidades necesarias par que el grupo funcione de forma efectiva, como el trabajo en equipo, la solución de conflictos, el liderazgo, a esto se adiciona la interacción promotora: los miembros del grupo interactúan para desarrollar relaciones interpersonales y establecer estrategias efectivas de aprendizaje, es decir, desarrollar un proceso de grupo: el grupo reflexiona en forma periódica y evalúa su funcionamiento, efectuando los cambios necesarios para incrementar su efectividad.
Asimismo, Hashuel (2002) define el compromiso como el fenómeno esencial para coordinar acciones con otros”. Por otra parte, según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE), la palabra compromiso se deriva del latín compromissum, y su significa “obligación contraída, pero esta situación es aun mucho más compleja, por que existen dos tipos de compromisos, muy distintos en su concepción, pero con un mismo fin. El primero es el compromiso consigo mismo, como persona interesada en adquirir un conocimiento, analizarlo e internalizarlo de tal manera que lo hace suyo para siempre. El otro es el compromiso con el conjunto de personas que conforman el entorno cercano de aprendizaje, Cornell Montgomery (1794), es decir, los involucrados en un proceso que siga los principios del aprendizaje colaborativo. El segundo no se da si antes no se desarrolla el primero. Y la importancia de lograr desarrollarlo consiste en que ya no sólo está en juego una calificación o un proceso de aprendizaje individual, sino que todo lo que hagamos o dejemos de hacer afecta, de una u otra manera a todo el grupo. Es como una larga serie de engranajes, donde cada miembro del equipo representa uno de esos engranajes; si uno de ellos se detiene, se tranca o ralentiza, traslada ese efecto a los demás. 
Por otra parte, Slavin (1999) afirma que el éxito del grupo debe depender del aprendizaje individual de la aplicación de los resultados de diferentes métodos de aprendizaje colaborativo. Estos pueden ser factores importantes de motivación para que cada participante se motive y adquiera el compromiso necesario, para consigo mismo y para con el grupo, en consecuencia, el compromiso con el grupo se basa en cumplir las obligaciones individuales contraídas.
Por otra parte, el profesor es el mediador en los procesos de aprendizaje, como motivador, como transmisor de mensajes y como seleccionador de los estímulos y refuerzos que llegan al alumno. Sabe además que las aptitudes intelectuales, psico-motoras, procedimentales, estratégicas son importantes, pero sólo tienen sentido si están al servicio de las actitudes. Es la actitud más la amplitud lo que hace competente a la persona en cualquier actividad.
Finalmente, en la educación el aprendizaje colaborativo adquiere una connotación especial debido a la misión que le corresponde en la formación y desarrollo integral de la personalidad a partir del logro de una cultura general integral.  El conocimiento de las técnicas de aprendizaje colaborativo y el desarrollo de habilidades en el mismo por parte de los docentes y docentes en formación, constituye una necesidad contemporánea para elevar la calidad del proceso de enseñanza – aprendizaje.

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